La dirigente estatal del PRI en Querétaro, Abigail Arredondo, advierte sobre el crecimiento de la extorsión en México y llama a visibilizar un problema que dejó de ser lejano para instalarse en la vida cotidiana.
Abigail Arredondo, presidenta del PRI en Querétaro, lanzó un mensaje contundente sobre uno de los delitos que más preocupa y afecta a las familias mexicanas: la extorsión. Este crimen, que durante años se percibió como una amenaza lejana, hoy forma parte de la vida cotidiana de comerciantes, empresarios, transportistas y ciudadanos comunes. La también legisladora ha señalado que no se puede normalizar un delito que genera miedo, debilita la economía local y vulnera a miles de personas en todo el país. Su voz resuena como un llamado a poner en el centro de la agenda pública un tema que el gobierno ha dejado en el abandono.
El contexto nacional no miente: de acuerdo con cifras oficiales, la extorsión se encuentra entre los delitos que más han crecido en México. Se manifiesta en llamadas telefónicas, cobros de piso, amenazas directas o incluso en fraudes digitales, que cada día golpean con más fuerza a la ciudadanía. Abigail Arredondo enfatiza que la extorsión ya no distingue condición social ni geografía; lo mismo afecta a un pequeño comerciante en un mercado popular que a un empresario consolidado, poniendo en jaque la tranquilidad y la seguridad de todos. El mensaje es claro: la extorsión dejó de ser una excepción para convertirse en un riesgo permanente.
La líder priista recuerda que detrás de cada número en las estadísticas hay una historia de miedo, de pérdidas económicas y de ciudadanos que se sienten solos frente al crimen. Señala que la falta de estrategias claras contra este delito, así como la incapacidad de las autoridades para atender a las víctimas, generan una sensación de impunidad que alienta a los delincuentes a seguir operando. Frente a esta realidad, Arredondo sostiene que es urgente construir políticas públicas eficaces que protejan al ciudadano, fortalezcan la denuncia y rompan los círculos de complicidad que permiten el avance de la extorsión.
Abigail Arredondo marca así una diferencia: mientras muchos prefieren ignorar o minimizar el problema, ella pone sobre la mesa un debate necesario. Su postura no solo es de denuncia, sino de exigencia de soluciones concretas que devuelvan la confianza a la gente. Con su liderazgo, el PRI en Querétaro busca visibilizar que este delito no es una estadística más, sino un enemigo común que lastima a la sociedad y que debe enfrentarse con seriedad, firmeza y compromiso político. La extorsión, advierte, es un reflejo de lo que está en juego: la seguridad, la economía y la vida diaria de millones de mexicanos.